La gente pasa
les miro sin que me vean
estoy sin estar
como las placas de las calles
donde los nombres resisten
el tiempo, la lluvia, la necedad.
La gente se para
frente a los escaparates
no los miran
se miran
se arreglan el pelo
observan su figura
meten tripa
y corren sin tener prisa
sin sitio a donde llegar
sin horarios para decir “amor”.
Yo camino
en ese disparate
pensando
lo que piensan ellos
que somos absurdos
y seguimos siéndolo
apoyados en el metro
de la estupidez
contraídas las mentes
perdidas las ganas
de descubrirnos
mirándonos a los ojos.
La gente dispara
sobre los que explotan
porque no resisten la soledad
les llaman “locos”
situándose a la otra parte
de la acera correcta
la de los “menos contagiados”
por la desolación
o la indiferencia.
Yo camino
sin pausa ahora que se
que alguien me espera
arrastro mi equilibrio
por la vías de ese tren
descarrilado
donde los hombres
hablan de espaldas
sobre cómo vivir
ignorando que
ya están muertos.
Mabel Escribano Usero
derechos reservados
estoy sin estar
como las placas de las calles
donde los nombres resisten
el tiempo, la lluvia, la necedad.
La gente se para
frente a los escaparates
no los miran
se miran
se arreglan el pelo
observan su figura
meten tripa
y corren sin tener prisa
sin sitio a donde llegar
sin horarios para decir “amor”.
Yo camino
en ese disparate
pensando
lo que piensan ellos
que somos absurdos
y seguimos siéndolo
apoyados en el metro
de la estupidez
contraídas las mentes
perdidas las ganas
de descubrirnos
mirándonos a los ojos.
La gente dispara
sobre los que explotan
porque no resisten la soledad
les llaman “locos”
situándose a la otra parte
de la acera correcta
la de los “menos contagiados”
por la desolación
o la indiferencia.
Yo camino
sin pausa ahora que se
que alguien me espera
arrastro mi equilibrio
por la vías de ese tren
descarrilado
donde los hombres
hablan de espaldas
sobre cómo vivir
ignorando que
ya están muertos.
Mabel Escribano Usero
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