Peino su pelo
y su cabeza
cae sobre mis senos
mis manos
acarician la suavidad
que queda entre mis dedos
y ese cepillo
que la mima al ritmo
de un silencioso y
triste canto.
Las palabras se han ido
a contemplar la bruma
de un día que llora
en la Ciudad Vieja
Peino su pelo
y hacemos el amor
en un solo gesto
sin desnudar otra cosa
que el alma
Los suspiros
suben y bajan
las escaleras
mientras el reloj
avanza
sin decirnos nada
Peino su melena
y hacemos el amor
entreteniendo el tiempo
que se escapa
sin maleta
sin alma
dejando el corazón
en esta manera de amarnos
en silencio.
Mabel Escribano
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